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domingo, 11 de abril de 2010

LA TEBAIDA BERCIANA

Peñalba de Santiago
Anacoreta es un término de origen griego que significa “retirarse”, actitud o disposición que define a la persona que decide aislarse de la comunidad para entregarse a la oración y la penitencia como medio de alcanzar un grado de purificación que posibilite el estado de intimidad o de comunión con Jesucristo, realizando así un explícito gesto de renuncia al mundo que, junto al cuerpo, es percibido como grave impedimento, según una radical interpretación de algunos principios cristianos presentes igualmente en religiones muy anteriores que inspiraron a los llamados renunciantes.

Surgieron en los albores del Cristianismo, en los siglos II y III, y se cree que la mayoría se concentró en Egipto, en el desierto, cerca de la ciudad sagrada de Tebas. El fervoroso movimiento se extendió de tal manera por otros países que en siglo IV los anacoretas se contaban por miles. Algunos habitaban en chozas, otros en cuevas, algunos encaramados en la copa de un árbol, otros sobre una columna, otros se hacían eternos caminantes sin cobijo, otros...Pero todos movidos por la misma aspiración: fundirse en algo más grande que ellos mismos.

A comienzos de los noventa fui guiado por unos amigos a un paraje que fue escenario natural de esa búsqueda y refugio de anacoretas, tiempo después de que los romanos hubiesen extraído el oro de Las Médulas, pero siglos antes de que la Reconquista fuese iniciada. Está situado en la comarca natural del Bierzo (León), a pocos kilómetros de Ponferrada, ciudad a la que los Templarios acudieron siglos más tarde atraídos no se sabe por qué.

Peñalba de Santigo, cantina
En Ponferrada, sobre el medieval y simbólico Puente Boeza, se inicia un camino de apenas 16 o 17 Km que termina en la pedanía denominada Peñalba de Santiago. Final de camino. Y puerta de acceso al Valle del Silencio, corazón del movimiento anacoreta nacido en estas tierras, heredero de aquel otro surgido bajo la protección de Tebas, del que recibe no sólo la inspiración, sino el nombre: Tebaida.

La Historia sitúa en ese escenario al más célebre de los anacoretas, aunque no el primero, llamado Genadio, voluntariamente recluido en una cueva natural que se abre sobre la pared de una imponente montaña de roca calcárea que cierra el valle por el oeste. Y la pequeña historia de los pueblos dice de él que, estando un día en meditación, no podía concentrarse debido al murmullo de las aguas del arroyo que discurre unos metros más abajo de la cueva. Así que el santo Genadio alzó su voz ordenando: “¡Cállate!”. Y el riachuelo calló. Y el silencio se hizo en el valle. Y el valle pasó a llamarse Valle del Silencio.
valle del Silencio
...tal vez los Templarios acudieron allí como a los Santos Lugares, para protegerlo. Y tal vez sea la suya, esa inquietante presencia que se percibe.

6 comentarios:

  1. La historia con la que nos has deleitado, me ha recordado mucho a la vivida en Ongmira por los indios.
    Los Templarios acudieron para proteger el lugar, y los Indios de Ongamira entregron sus vidas para proteger SU CONOCIMIENTO, de los invasores.
    Ina

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  2. Es una alegria cada vez que abro esta ventana, diría tantas cosas que me quedo mudita cada vez que te leo y te siento, me evocas tantos sentimientos, agradecimiento y felicidad.

    Os mando un abrazo enorme a ti y a tu preciosa familia.

    MERCEDITAS (pues así me llamaste una vez y me evocaste a mi padre que siempre me llamaba así)

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  3. ¿Y no será también Félix porque el silencio es creador? ¿y porque el silencio manifiesta el Amor en su plenitud? ¿y porque en él se oye la música celestial?
    El silencio,....

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  4. Gracias por abrirnos esta ventana al valle y gracias al Valle por ser ventana a lo profundo en nosotros...
    Seguro que también han disfrutado del retiro aquellos cristianos (y demás hermanos en Dios) que reconocen la encarnación como expresión viva del Padre y Camino de bendición.
    Y a los anacoretas.. ¿quién sabe lo que se encuentran al amparo del silencio? Yo sé de un alma orante que se encontró con Cristo sentado a la mesa y comprendió que era el momento de regresar al mundo, donde el silencio se expresa de otra divina manera.
    ¡Abrazo bola, desde la cueva!
    martita

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  5. En el silencio, en la quietud, en este único y eterno momento, aquí y ahora es donde surgen todas las formas mentales, emocionales y materiales que acabamos denominando el mundo. Recuperar este estado del SER es la revelación de este momento de la evolución de la humanidad. Sin esa recuperación, la humanidad y su mundo egótico se está autodestruyendo. Los "fronterizos" hemos acudido a la llamada y desde diferentes vías tratamos de crear un nuevo mundo y una nueva tierra. Amén

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  6. Lo que escribes resuena en cada uno de una manera diferente y sabes,al leer la actitud de Genadio que no podía concentrarse para meditar y mandó callar al río y calló, siento que escuchar el murmullo del agua es también una forma preciosa de meditación, no hace falta mandar callar para aprender a escuchar el silencio que lo impregna todo.

    Gracias y un abrazo desde el corazón Uno

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