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lunes, 11 de febrero de 2013

ALIENTO DE VIDA (2)



El aliento de vida nos hace seres animados, sensibles, humanos, y se manifiesta en forma de respiración. Y, puesto que constituye la base de la vida misma, también indica su cualidad. Así comprendemos que la vida es ritmo, polaridad, alternancia de movimiento que se repite…, y repite…, sin fin. Respiramos. Tomamos aire y soltamos; inspiramos…, espiramos… Así, una vez, otra vez…, otra vez… Tomar…,dar…, tomar…,dar…, tomar…, dar. Esta es la cualidad de la vida humana y, por tanto, la instrucción que subyace en el alma; el modelo que  inspira  nuestra manera de vivir: tomar y dar. Dos polos o fases de una sola cosa, que es el aliento de vida, el cual  percibimos y experimentamos en forma de respiración. Es decir, de manera polarizada, experimentando los extremos alternativamente. Pero no la unidad de ambos, no el intangible aliento mediante el cual Dios se hace presencia en el hombre.

En el artículo “EL SUFRIMIENTO ÚTIL”, publicado hace unos días me referí a los dilemas como algo inherente a la vida humana. Dije que no es posible instalarse en uno de los polos rechazando el otro, porque ambos constituyen una unidad y van juntos. A lo comentado entonces puede añadirse lo que expongo en el párrafo anterior respecto a la respiración.

La inspiración y la espiración existen unidas, van juntas; la una existe porque existe la otra, y no es posible establecerse en una sola. No es posible sólo inspirar y retener lo inspirado, ni tampoco espirar y quedarse así. En ambos casos se produciría la muerte, porque esa errónea actitud “desconecta” al ser humano del aliento que le hace vivir.

La vida humana se nos muestra a modo de dilemas continuos porque la base de la vida, manifestada en forma de respiración, así lo es. La Creación es una y todo cuanto existe constituye una unidad. Pero la opción del “Árbol del conocimiento del Bien y del Mal” que define nuestra vida en el mundo, impone la experiencia de los extremos, de los polos opuestos, como camino al conocimiento de dicha Unidad.

Félix Gracia

1 comentario:

  1. Es interesante. La fuerza está en la Unidad. Si yo me dejará llevar por uno de los extremos estaría perdido. Para mí es mejor hablar de dolor cuando hablamos de crecer, porque el dolor permite crecer asumiendo las debilidades; mientras que el sufrimiento se produce cuando somos vencidos por un extremo de la balanza y nos vemos arrastrados hacia el mismo. Los extremos siempre son malos, porque desde el extremo se pierde la visión de la otra parte, que también tiene su contenido de verdad. Encontrar el equilibrio es necesario, porque éste es el que da la verdadera paz y el sentido de la unidad, esa unidad a la que pertenece el alma y desde donde la vida cobra sentido verdadero.

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